Gratuito, abierto y voluntario, el programa interdisciplinario para el abordaje de la violencia masculina de la municipalidad de Madariaga es uno de los pocos que funcionan en la provincia.
DOLORES (Corresponsal)- ¿Qué hacer con los hombres violentos? La visibilización que en los últimos tiempos ha tenido la problemática de la violencia de género y la atención a las víctimas, también, de a poco, comienza a destapar la necesidad de trabajar con los que la generan. “Hay tan pocos recursos para trabajar con la mujer que esto se fue dejando de lado. Pero estamos trabajando para que no golpeen a tal o cual mujer o a otra, si forman nueva pareja o que no queden los chicos envueltos en el medio”, dice a La Capital el psicólogo Roberto Battaglia (Mn 53148, Mp53715) perteneciente a la Subsecretaría de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires y quien desde hace dos años coordina un grupo sobre violencia masculina en General Madariaga, uno de los únicos diez del territorio bonaerense.
Al programa, que es gratuito, abierto y voluntario, acceden hombres derivados por el juzgado de la localidad, aunque también participan algunos que llegan por propia voluntad. Una dimensión de la problemática es la cantidad que se acercan: en un distrito de 17 mil personas, en el último semestre de 2016 fueron derivados 70 personas.
Quien accede voluntariamente llega, explica Battaglia, luego de un episodio violento que “lo asustó, se asustó la familia, diciendo quiero hacer algo por mí”. De los que llegan obligados por la justicia, sin embargo, “algunos reconocen ‘me mandé una macana’ pero otro grupo dice “yo no hice nada”. Muchos asociación la violencia solamente con el golpe y sostienen “nunca le puse la mano encima”, pero cuando uno averigua hay una gran cantidad de violencias psicológicas o económicas”.
En el programa no se admiten quienes tengan causas por homicidios consumados o lesiones gravísimas. Otros, no van pese a haber sido derivados, generalmente los casos de violencia sistemática de muchos años. En el primer año del programa, de 109 derivaciones, “40 ingresaron al programa y participaron un mínimo de tres meses y otros que siguen concurriendo más allá de que se hayan vencido los plazos de las medidas que dictó el juez”. Solo uno de ellos tuvo una nueva denuncia por violencia de género. Lo que demuestra, en definitiva que “hay una gran franja de hombres con la que se puede trabajar”
“Llegan enojados, furiosos, les falta asesoramiento legal, no saben bien qué son las medidas que les impone el juzgado”. Así describe Battaglia el primer –crucial- contacto con los que se acercan al programa. Por eso tenemos abogado en el equipo. “Son muy pocos los que pueden ubicar ‘ah, la jueza sacó esto por el bien de la familia, como lo piensa la justicia”.
El equipo incluye un abogado que “les explica qué son los papeles que les llegan del juzgado”.
“Cuando pasa algo, al tipo lo tenés que derivar a algún lado, no podés pensar que porque lo excluiste de la casa ya está. Eso fomenta el ciclo de violencia, porque si no lo contenés y lo asesorás, se queda enojado, sacado, angustiado y son los momentos en que se reproduce la violencia”, explica.
Desde la infancia
En el grupo hay gente de todas las clases sociales y de edades que van desde los 18 hasta más de 70. “Tomamos a la violencia como una conducta que se aprende y que se reproduce”.
Para muestra, basta un botón: “una pregunta que hacemos en la admisión es si fueron criados en ambientes violentos: la mitad nos dijo que no y la otra mitad, que sí. Después, descubrimos que los que dijeron que no habían crecido con padres que a la hora de poner un límite disciplinar, usaban cinto, chirlo, varilla, fusta. Y eso se legitima”.
Trabajar en una ciudad pequeña incluye un plus: tener en cuenta que allí todos se conocen, lo que obliga al grupo a estar algo más atento para no mezclar otros conflictos entre los integrantes de los grupos. Las perspectivas son interesantes, piensa Battaglia, por cuanto varios municipios están conectándolos para poder capacitar profesionales para bajar el programa a otros territorios.